lunes, 21 de diciembre de 2015

Carlitos y Snoopy: La Película de los Peanuts

Cumplidos 65 años tras la primera publicación de las tiras cómicas de los Peanuts de Charles Schulz (el 2 de octubre de 1950), sus célebres personajes dan el salto al cine de animación en 3D gracias a Blue Sky Studios a partir de un guión escrito junto a Cornelius Uliano por Craig y Brian Schulz - hijo y nieto de Charles Schulz, respectivamente -, en esta película dirigida por Steve Martino (Horton, Ice Age 4) y producida por los Schulz y Paul Feig, que constituye un homenaje en toda regla a la obra del progenitor de Carlitos y Snoopy que con toda justicia se ha hecho un hueco entre las películas de animación nominadas a los grandes premios de este año (los Annie, los Globos de Oro, los Critics Choice Awards y probablemente dentro de unos días los Oscar).


La película sigue las andanzas del inseguro, pero tenaz y de gran corazón, Carlitos Brown en sus intentos de realizar alguna proeza para impresionar a su nueva vecina pelirrojita. En su aventura estará acompañado por su fiel perro Snoopy (a menudo enzarzado en sus batallas contra el malvado Barón Rojo sobre su avión imaginario) y sus amigos de siempre: su juguetona hermana menor Sally, su amigo y consejero Linus con su inseparable mantita, la vanidosa y prepotente Lucy, el virtuoso del piano Schroeder, el cochino Pen, la pecosa Peppermint Patty y Marcia la empollona...y también Woodstock, el pequeño pajarito amarillo amigo de Snoopy.
A pesar de estar realizado en 3D (a salvo de algunas secuencias en 2D que se integran en globos de pensamiento), uno de los mayores logros del largometraje radica en haber logrado un grafismo muy respetuoso con los dibujos del padre de los Peanuts y la estética de las tiras cómicas, en un compromiso de Martino de ser fiel al trazo de Charles Schulz y a las sensaciones que producía; de este modo, los creativos y animadores del estudio pasaron muchísimo tiempo en el museo del artista estudiando cómo dibujaba Schulz, y optaron por dar a los protagonistas un acabado muy próximo al de personajes dibujados, mediante el uso de "trazos de tinta" para definir sus rostros y expresiones, y el añadido de líneas cinéticas, aunque enriquecidos con detalles como pelo en 3D, texturas, iluminación, sombras, y brillos en los ojos. En todo caso, no es sólo en el acabado de los personajes donde se observa un escrupuloso respeto a la estética de las tiras cómicas, sino que todos los elementos de la película son un acertado reflejo de las mismas: la casa de Carlitos y la caseta de Snoopy fielmente reproducidas, los días de nieve y el patinaje sobre hielo, las cometas enganchadas en los árboles, el consultorio de Lucy van Pelt, y objetos anacrónicos como los teléfonos de disco o las máquinas de escribir mecánicas.. resistiéndose a la tentación de actualizar, y por tanto sacrificar, el espíritu de los personajes o su entorno para los nuevos públicos.




La historia tiene una estructura episódica, algo también muy propio de las tiras cómicas en las que se inspira, a lo largo de la cual vemos a Carlitos intentando hacer méritos para ganarse la atención de su admirada pelirrojita en diferentes situaciones - un concurso de talentos, el baile escolar, un trabajo para la escuela..- y las aventuras del joven protagonista se van viendo intercaladas con las ensoñaciones de Snoopy en sus largas batallas áereas contra el Barón Rojo y sus esfuerzos por salvar a su amada Fifí, posiblemente en las secuencias más espectaculares visualmente de la película, quedando hilvanadas ambas situaciones mediante la intervención de un juguetón avión en miniatura que tendrá su papel a lo largo del largometraje. Seguramente es sin embargo en el guión donde la película menos sorprende, por cuanto visitando espacios tan conocidos y habiendo querido ser tan fiel a los mismos, se ha acabado dejando poco lugar a la creatividad argumental. En todo caso, no impide ello afirmar que la película ofrece una historia convincente, divertida y repleta de momentos humorísticos y entrañables capaces de agradar a pequeños y a adultos, conviertiéndose así en una muy recomendable opción familiar en la que se transmiten valores como la amistad, la generosidad, el esfuerzo y la alegría del día a día... a través de las aventuras de un personaje que Schulz consiguió hacer famoso por ser como ese niño que muchos llevamos dentro: con todas nuestras flaquezas y todos nuestros sueños y anhelos.
Charles Shculz murió en febrero del 2000; si aún viviera estoy seguro de que le habría encantado la manera en que Blue Sky ha conseguido dar cuerpo a sus personajes respetando su línea y su espíritu y cómo ha conseguido construir muy convincentemente un lenguaje y un espacio cinematográficos para el mundo que él ideó. Está claro que su  hijo y su nieto se pueden sentir orgullosos.

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