miércoles, 15 de julio de 2015

Inside Out: un regalo de Pixar

Pixar ha logrado con "Inside Out", co-dirigida por Peter Docter y Ronnie del Carmen, y titulada "Del Revés" en España, recuperar con creces el nivel que había mantenido alto hasta "Up" (2009) y "Toy Story 3" (2010), y que en cierta medida había perdido con "Cars 2" (2011), "Brave" (2012) y "Monsters University" (2013). Celebramos que, tras un año sin estrenos y pasados seis años de desarrollo, Pixar haya vuelto con fuerzas renovadas y el nivelazo al que nos tenía acostumbrados con el regalo que es "Inside Out", una película que seguro estará entre las nominadas a los Oscar como Mejor Película de Animación, y probablemente ganará, pero que además merece ocupar un puesto entre las nominadas a Mejor Película.


La historia de "Del Revés" surge de una idea de Peter Docter a partir de los cambios y conflictos que percibió en su propia hija Ellen en el tránsito de la infancia a la adolescencia, algo que le llevó a pensar en qué debe ser lo que pasa por la mente de una niña en ese momento y, al cabo, cómo podría ser lo que pasa por las mentes de todos. De este modo, nos encontramos en la película con una familia formada por una pareja y su única hija Riley, que en el momento en que ésta esta alcanzando la pubertad se ven obligados a trasladarse desde su vivienda en Minnesota a un nuevo hogar en San Francisco, lo cual desencadena en Riley una serie de conflictos emocionales que amenazan con destruir todo lo que hasta entonces conformaba su personalidad, primordialmente alegre.


Lo interesante y original de la película es que vamos a ver cómo se desarrolla el conflicto desde el interior de la mente de la joven protagonista, que se convierte así en el escenario; un lugar que está dirigido desde un cuartel general donde habitan las cinco emociones que influyen en la vida de cada uno de nosotros y que dan forma a los recuerdos que forjan nuestra personalidad: Tristeza, Miedo, Asco, Ira y Alegría, que en el caso de Riley es la que habría llevado la voz cantante hasta el momento, tratando de que la mayoría de sus recuerdos fueran alegres. El impacto causado por la mudanza, sin embargo, hace que Tristeza se vea impelida a influir en los recuerdos esenciales ya existentes y en un forcejeo con Alegría, que trata de impedirlo, ambas emociones se pierden en la zona de la memoria de largo plazo y tendrán que buscar el camino de vuelta, en un viaje en que Alegría se deberá replantear su papel respecto a las demás emociones mientras que las que han quedado en el cuartel deben hacer lo posible para evitar que el mundo interior de Riley se desmorone.
Es precisamente en la construcción de ese mundo y de sus personajes donde Peter Docter y su equipo abordan los mayores retos de la película, logrando crear un universo fantástico cuyos paisajes encarnan todo tipo de conceptos mentales, desde los mencionados cuartel general y el amplio laberinto de la memoria a largo plazo, a la imaginación, la fábrica de sueños y la zona de las ideas abstractas (donde tiene lugar una de las escenas más delirantes), pasando por el tren del pensamiento o el desasogante inframundo del subconsciente, hasta las islas de la personalidad, verdaderos mundos en sí mismos. La labor de documentación que el equipo de Pixar ha emprendido para entender la mente y crear todos estos paisajes ha sido ingente, y con esta base han llegado a crear conceptos bellísimos, que recuerdan en ocasiones a los escenarios de Charlie y la Fábrica de Chocolate y el mundo de Oz e incluso nos retrotraen hasta la hoy muy querida serie Érase una vez el cuerpo humano.


En el reto de contar la misma historia desde dos puntos de vista diferentes, el del mundo exterior de Riley y el de su círculo mental, Pixar ha tenido el acierto de crear hasta dos estilos diferentes, en el que el mundo exterior es más realista y lo que acontece en la mente de Riley se narra con un estilo muy cartoon, lo que ha permitido animar a sus personajes haciendo un verdadero homenaje a la animación tradicional y a los estilos de animación de figuras como Tex Avery, Milt Kahl o Chuck Jones. No me alargaré ahora sobre los retos técnicos que ha supuesto tal dualidad y la creatividad con la que han sido imaginadas la personalidad y la forma de actuar de las emociones, puesto que ya fueron extensamente expuestos con ocasión de la visita de Victor Navone, director de animación, a Barcelona, y que podéis recordar aquí.
En cuanto al guión en sí, ningún elemento de la historia es irrelevante en una trama magistralmente narrada donde Pixar consigue nuevamente apelar a situaciones muy emotivas con las que los espectadores nos podemos sentir plenamente identificados, haciendo que la historia sea tan atractiva para los adultos, más si cabe en esta ocasión, como para los niños, para quienes no faltan situaciones de buen humor y personajes entrañables. Peter Docter y su equipo logran explicar con inteligencia y de forma comprensible para todos cómo podría funcionar la mente humana al mismo tiempo que no olvidan que debe haber una historia detrás; y valores universales como la importancia del trabajo en equipo, la familia y aprender que todos los sentimientos son importantes y que es imprescindible la comunicación entre padres e hijos no podrían haber sido desarrollados de mejor manera.
Inside Out es pues un regalo de Pixar que debemos recibir con los ojos y el corazón bien abiertos.



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