martes, 19 de abril de 2016

El Gigante de Hierro: Signature Edition

El sábado pasado no desaproveché la oportunidad única de asistir a la proyección en la sala Phenomena de Barcelona, en primicia en España, de la edición remasterizada y extendida de "El Gigante de Hierro" (1999), una de las mejores películas de animación en 2D de los últimos tiempos y que constituyó el debut en la dirección del gran Brad Bird, que se había formado en Cal Arts junto a John Lasseter y Tim Burton y hasta entonces había trabajado como animador en Disney y como consultor creativo de "Los Simpson" (uniéndose después de su debut directorial a John Lasseter en Pixar). Estrenada en EEUU entre septiembre y octubre del año pasado, la sala Phenomena obtuvo la copia de la edición especial del Reino Unido, donde se proyectó en cines en febrero de este año.

Producida principalmente con el ánimo de preparar y lanzar una edición en blu-ray de la película de 1999, la versión remasterizada es unos dos minutos más larga que la original al incluir un par de escenas que, aunque no eran esenciales para la historia, se habían incluido en el storyboard y hasta contaban con el registro de audio, pero no se habían llegado a animar para el largometraje original por las limitaciones presupuestarias y la falta de tiempo. Concretamente desarrollan una escena en el bar con una breve conversación entre Annie y Dean que sugeriría el feeling entre ambos, y otra escena en torno a un sueño del Gigante que permitiría vislumbrar sus orígenes y su potencial destructor. Ambas fueron animadas en Duncan Studio, que empleó a varios de los animadores que habían trabajado en la película original.
Realizada mediante una combinación de animación tradicional en 2D y CGI para animar al robot, junto a otros props y vehículos y efectos, la película dirigida por Brad Bird y producida por Warner Bros. se basaba en un guión de Tim McCanlines que partía de la novela "The Iron Man" (1968) de Ted Hughes. Ambientada en plena Guerra Fría en 1957, momento en el que la Unión Soviética había lanzado al espacio el satélite Sputnik, incrementando en EEUU la fobia anti-comunista y el temor exagerado a un ataque nuclear, la película se desarrollaba en torno a un joven niño de nombre Hogarth Hughes que traba amistad con un robot gigantesco caído del espacio y que, con la ayuda de un artista local llamado Dean, trataría de proteger al robot e impedir que lo descubriera un agente federal empeñado en darle caza y destruirlo, convencido de que se trataba de un arma del enemigo.
El hecho de que Brad Bird procediera de la industria de la animación y contara con experiencia en la creación y dirección de series de animación, junto al indiscutible talento del realizador, determinaron el buen papel que desarrolló en la dirección de "El Gigante de Hierro". Bird se implicó en el planeamiento de cada escena y en todas las etapas de la producción y fue determinante en crear una sensación de camaradería en todo el equipo al reunirlos habitualmente en la sala de proyección, consiguiendo motivarles para que cada uno se comprometiera personalmente a crear una buena película a pesar de las restricciones presupuestarias. Por cierto, Bird optó por asignar a los animadores la animación de secuencias enteras, en lugar de lo que constituía tendencia de asignarles la animación de un personaje, y recuperando el modo de hacer en Disney en los tiempos de Frank Thomas y Ollie Johnston, lo que les permitiría controlar mejor el tempo y la consistencia de cada secuencia; la única excepción fue la animación del robot, animado por ordenador.
A pesar de recibir unánimemente una crítica muy favorable y ganar hasta 9 premios Annie, entre otras distinciones, la película no recibió muy buena recaudación en salas, seguramente debido en buena parte a una mala gestión de su promoción. De hecho recuerdo haberla visto en su momento el día de su estreno en una sala ocupada únicamente por otra persona y por mí (y lamentablemente tampoco en la sesión especial del sábado pasado consiguió reunir a una muchedumbre, aunque sí estuve acompañado de más gente).
Brad Bird supo hacer de "El Gigante de Hierro" una gran historia con diferentes niveles de lectura que la hicieron atractiva tanto para niños como para adultos, contada con una medida emotividad, y basada en el equilibrio entre un sabio desarrollo de las relaciones entre los personajes y las escenas de acción. Se trata de una película construida con una cuidada artesanía y espléndidamente animada que además logró superar el reto de integrar la animación tradicional 2D con el 3D sin estridencias y consiguió exitosamente que el robot, a pesar de su dureza y simplicidad externas, destilara sentimientos por los cuatro costados: son magistrales la escena de la caza, o aquella secuencia en que se ve abrumado por la cantidad de opciones a degustar en la cacharrería de Dean.
Por otra parte, el fondo de la película, con su perfecto retrato del período de la Guerra Fría, en que todo era válido en una atmósfera de miedo y paranoia instigados incluso a nivel gubernamental, cobra todavía hoy plena vigencia: las frases del agente Kent Mansley cuando le dice a Hogarth que puede hacer todo lo que le dé la gana en beneficio de su seguridad, y más tarde añade "I'll be watching you" (Te estaré vigilando) tienen todavía hoy pleno sentido cuando observamos cómo perdemos privacidad y derechos con la excusa de la guerra global contra el terrorismo y cómo Edward Snowden debe vivir escondido por haber revelado un sistema organizado de espionaje sobre individuos, empresas y gobiernos por parte de EEUU. Todo ello basado en la creación de un miedo insano ante todo lo desconocido cuya irracionalidad queda expuesta en la película al contraponerse a la mirada inocente de un niño y al poder transformador de esa mirada.
Phenomena volverá a proyectar la película el sábado que viene, pero si no podéis ir, no os dejéis escapar el blu-ray. Por el momento, os dejo con su trailer:



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