lunes, 11 de julio de 2016

Ice Age: El Gran Cataclismo

La eterna persecución de Scrat de la escurridiza bellota le acaba catapultando al espacio, donde accidentalmente desencadena una serie de sucesos cósmicos que transforman el universo y acaban amenazando el mundo de Ice Age. Para salvarse, Sid, Manny, Diego y el resto de la manada deberán abandonar su hogar y embarcarse en una expedición llena de comedia y aventuras que les llevará por nuevas y exóticas tierras donde encontrarán a un montón de nuevos y coloridos personajes. Pero no es el único cambio que va a trastornar el mundo de Manny, puesto que su querida hija Melocotón va a casarse y piensa dejar el nido familiar, sobre lo cual se articula una historia sobre la necesidad de aceptar los cambios.


Dirigida por Michael Thurmeier (animador principal en "Ice Age: La edad de hielo",  supervisor de animación en"Robots", "Ice Age 2: El deshielo" y "Horton", codirector en "Ice Age 3: El origen de los dinosaurios" y director en "Ice Age 4: La formación de los continentes") y co-dirigida por Galen Tan Chu (animador en "Ice Age: La edad de hielo" y "Robots" y supervisor de animación en "Ice Age 2: El deshielo", "Horton", "Ice Age 3: El origen de los dinosaurios", "Río" y "Epic: El mundo secreto"), la que constituye ni más ni menos que la quinta entrega de la mayor franquicia de Blue Sky se desarrolla a partir de un guión de Michael Wilson (creador de la historia original y  coautor del guión del primer filme), Michael Berg (que ha trabajado en las cinco películas de la saga) y Yoni Brenner ("Ice Age 3: El origen de los dinosaurios", "Río" y "Río 2"), sobre un argumento de Aubrey Solomon.
Aunque anclada en la vía de una franquicia cuya fórmula muestra signos de estar agotada, "Ice Age: El Gran Cataclismo" consigue mantener al espectador joven y adulto entretenidos gracias al humor sin pausa que se hace con las riendas del largometraje en base al chiste ocurrente y la broma visual, como único contrapunto a la sencillez de la historia de fondo y a que la superabundancia de personajes que se han ido sumando en cada entrega la hayan convertido en una aventura coral que impide ahondar en sus motivaciones o historias individuales, diluyendo por otra parte el protagonismo de los personajes originales. Frente a su pobreza narrativa, esta nueva secuela de "La Edad de Hielo" se erige como el largometraje con mayor sentido del humor y el mejor animado de los que forman la franquicia, lo cual es culpa, con permiso de Sid el perezoso, del mayor protagonismo dado a Scrat y a la comadreja Buck, y también de los hilarantes guiños a otros títulos de cine como "Armageddon", "La Mosca", "Los Diez Mandamientos" o "Star Trek".



Concebido sólo para conducir el opening de la película original, Scrat se convirtió rápidamente en uno de los personajes preferidos del público y fue ganando minutos y protagonismo en las secuelas y en los cortos de la franquicia; en 'El Gran Cataclismo' asume el papel de una de las estrellas indiscutibles y toma parte en muchos de los acontecimientos que afectan a los demás protagonistas. Son las secuencias en la nave alienígena protagonizadas por el roedor de lo mejorcito de la película no ya sólo en cuanto a su disparatada comicidad, como el caso de su "paseo" en traje espacial, los problemas con las unidades de teletransporte (que recuerdan al genial corto "No Time for Nuts") o con las compuertas de la nave, sino también porque, siendo un personaje que no tiene diálogos, más allá de sus quejidos y gruñidos, se expresa mediante la animación pura y dura y, en este sentido, procura los mejores momentos de este arte en extremas situaciones de slapstick y bromas visuales donde se estira, se deforma y se mueve con una plasticidad sin límites, como en la inolvidable secuencia de las dificultades gravitatorias.
La otra gran estrella es Buck, la aguerrida y alocada comadreja que se recupera de "El Origen de los Dinosaurios" para aportar una solución clave al problema que amenaza al planeta en la presente secuela, emergiendo de su subterráneo refugio tras haberse enfrentado a unas molestas aves dinosaurio en un increíblemente largo plano secuencia en el que emula al mejor Bugs Bunny entonando fragmentos de "El Barbero de Sevilla". La desordenada pero lúcida mente de Buck ofrece espacio para otros de los momentos más cómicos de la película, protagonizados por un Buck Pitágoras, un Buck robot y un trasunto del científico y divulgador Neil de Grasse Tyson al que da voz el mismo homenajeado.



Se agradece también que gráficamente se haya optado por innovar y llevar el uso del 3D más lejos aunque se trate de una quinta entrega, y así, observamos texturas y luces mejoradas respecto a las anteriores aventuras y la creación de una nueva gama de colores, con incorporación de púrpuras y la creación de personajes más coloridos, que despliega su máxima expresión en el fantástico mundo de Geotopia, toda una delicia visual y refugio hippy donde residen los nuevos personajes de la franquicia. Sobre este nuevo mundo, en todo caso, en lo visual se queda la mejora, puesto que los nuevos personajes aportan un cero absoluto a la historia.
Aunque la fórmula de la franquicia está exhausta, se ha sabido introducir elementos suficientes para mantenerla a flote y darle probablemente suficiente aire como para insuflárselo a una nueva entrega.

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