martes, 17 de abril de 2018

Fireworks

En 1993 se estrenaba una breve película de Shunji Iwai titulada "Uchiage hanabi, shita kara miru ka? Yoko kara miruka?" donde el realizador se adentraba en las inseguridades y los descubrimientos del paso de la adolescencia a la adultez a partir de la historia de dos niños aparentemente enamorados de la misma compañera de curso, y que tendrán su respectiva oportunidad de encontrarse con ella para aquella noche, algo que se decide por el resultado de una carrera en la piscina; sin embargo, avanzada la película, ésta regresaría a ese mismo punto para proponer la opción alternativa: si el otro niño hubiera ganado la carrera ¿cómo habría cambiado la historia?
Veinte años después, el productor Genki Kawamura, conocido por haber producido también el éxito de taquilla que significó la película "Your Name" de Makoto Shinkai, quiso llevar al cine de animación la película de Iwai, y tras obtener la autorización del realizador, encargó la dirección de la misma a Akiyuki Shimbo (Bakemonogatari, Puella Magi Madoka Magica) y a Nobuyuki Takeuchi (Monogatari), que trabajarían desde el estudio Shaft a partir de un guión de Hitoshi One (Moteki, Bakuman). Esta vez - de algún modo en la línea de "Your Name" - se optó por aprovechar aún más el elemento de las realidades alternativas introduciendo un elemento mágico en forma de una misteriosa bola que en manos del torpe Norichimi le permitiría, con cada lanzamiento, retroceder en el tiempo y rehacer los acontecimientos a su voluntad.


Vista en primicia en el Festival de cine de San Sebastián y posteriormente en el Festival de Cine Fantástico de Sitges, "Fireworks" se centra en Norimichi, un adolescente que está enamorado de Nazuna, una compañera de clase que tiene que cambiar de ciudad y de escuela a raíz del nuevo matrimonio de su madre. Ambos han quedado con un grupo de amigos con la excusa de comprobar si los fuegos artificiales se ven redondos o planos cuando se miran de lado, pero antes de eso Norichimi ha perdido contra Yusuke una carrera de natación que decidiría quién de los dos saldría con Nazuna, y de camino para encontrarse con sus amigos da con una misteriosa bola. Cuando los fuegos artificiales alcanzan el cielo, la frustración de Norichimi le lleva a lanzar la bola, y milagrosamente regresan al momento en que Norichimi y Yusuke iniciaron la carrera, permitiéndole cambiar el curso de los acontecimientos y ganarse un lugar junto a Nazuna. A partir de entonces un nuevo destino les aguarda a Norimichi y a Nazuna al final de un día que se repite una y otra vez, puesto que agobiado por el pensamiento de que debería haber actuado de forma diferente, Norichimi lanza la bola una vez tras otra.



Si en la película original de Iwai el tema de fondo eran las problemáticas, dudas y discusiones típicas de la edad y el proceso de madurez de los adolescentes, esta visión queda en la nueva propuesta diluida en una desorientadora maraña de loops temporales y versiones alternativas de la realidad que se suceden a capricho del torpe Norimichi, un personaje que acaba adquiriendo de cara al público el carácter de un inútil pagafantas desprovisto de carisma que resulta cansino cada vez que entona su "Si entonces yo hubiera..." a raíz de cada desengaño o duda que sufre al lado de la pretenciosa y diablilla Nozuna. En efecto, la exploración de cómo hubieran sido las cosas si se hubiesen desarrollado de otra forma - utilizada de forma medida y certera por Shunji Iwai en su película original - resulta exprimida hasta el abuso en una sucesión de reinterpretaciones que no sirven para desarrollar a los personajes y sí contribuyen a romper repetidamente el ritmo de la narración. El eterno recordatorio de que siempre seremos capaces de estropearlo todo y de que no hay que dejar escapar las oportunidades habrá quedado sobradamente demostrado mucho antes de llegar a la mitad del metraje.
En cualquier caso, quien acuda a ver "Fireworks" azuzado por la innegable calidad de "Your Name" sí que encontrará en aquélla otra película japonesa visualmente bella, con un atractivo diseño de personajes y con una animación rica en detalles y expresividad, capaz de trasladar al medio animado de forma realmente emotiva algunas de las escenas más celebradas de la película de Iwai, como el viaje en tren o el momento en que la pareja de enamorados se zambulle en la piscina del colegio.

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